Historia del mundo contada para escépticos
Por fin vas a entender la Historia.
Juan Eslava Galán, que nos deleitó con su ya mítica Historia de España contada para escépticos, nos sorprende ahora con una historia del mundo igualmente ágil y divertida, provocadora y didáctica, que entre sonrisas o francas carcajadas nos conducirá en breves y sustanciosos capítulos desde el Big Bang que provocó el origen del universo hasta la globalización y las crisis de nuestros días. Un texto sin desperdicio en el que no falta su habitual estilo sarcástico y siempre provocativo, que despeja cuestiones tan candentes como por qué era irresistible Cleopatra o por qué Franco permaneció en el poder gracias a Stalin.
En Historia del mundo contada para escépticos Juan Eslava Galán describe los acontecimientos más importantes de la historia universal, desde el Big Bang que provocó el origen del universo hasta la globalización y las crisis de nuestros días. Destaca en esta obra de Juan Eslava Galán, más aún que en algunos de sus anteriores libros, el sentido del humor: más acentuado, más irreverente aun de lo habitual en él. Pero, como pasa a menudo (así, en las películas de Billy Wilder, ejemplo que él, como buen cinéfilo, no desdeñará), el humor no es sino una válvula de escape, una manera de encubrir o maquillar una realidad que, a veces, resulta bastante siniestra.
«La canción es la misma, pero la melodía cambia, por eso nunca aprendemos», dice Eslava Galán en cuanto a la historia. «La naturaleza humana es inmutable: el fuerte abusa del débil y eso vale también para las naciones y los grupos humanos». Y en cuanto al tono: «Mis lectores aprecian que emplee el humor para decir las cosas serias, especialmente cuando contamos historias que, en el fondo, no tienen nada de divertidas».
«Mi libro», explica Eslava Galán, «es muy personal. Me limito a contar con sencillez y con humor de dónde venimos, por dónde hemos transitado y cómo hemos llegado hasta aquí. Se dirige al hombre de la calle que sólo tiene una vaga idea de lo que aprendió en la escuela o en el instituto, pero al que le gustaría disponer de un fondo de conocimientos históricos aunque sólo sea para interpretar debidamente lo que ve en las series históricas de la tele, en el cine o lo que lee en la novela histórica».
Y, aunque por momentos el lector tenga la sensación de que el autor es un descreído o un peligroso antisistema, él corrige el malentendido. «Nunca he sido revolucionario sino más bien una persona que creo sensata y convencida de que la democracia es el régimen menos malo y de que no todos los políticos son mangantes, imbéciles, ignorantes y tramposos». Está convencido, eso sí, de que el poder corrompe del mismo modo fatal con que la humedad oxida al hierro. «La política es el palo de una cucaña untado de grasa: para llegar arriba tienes que mancharte y si no te manchas no subes».
En cuanto a las religiones, sostiene que «caso de que hubiera Dios, desde luego no se sentiría representado por ninguna de las religiones del catálogo y mucho menos por sus impresentables ministros». «Pero dicho esto», añade, «hay que reconocer la existencia de una civilización cristiana occidental que, gracias a su temprana liberación de la tiranía de las iglesias, ha evolucionado en las libertades del hombre hasta situarse por encima del resto de las civilizaciones».
Último libro
Pocas civilizaciones son tan fascinantes como la romana, dos mil años después el legado de Roma es la base de la cultura occidental.